Aprendiendo a ser auténticos
El conocimiento de nosotros mismos sugiere que estamos al tanto de las propias aptitudes y limitaciones, de los valores que hemos asumido como propios y que respetamos, de nuestro temperamento, de nuestros intereses e inclinaciones y por sobre todo esto, sugiere también que sabemos leer e interpretar a la perfección nuestros verdaderos sentimientos. Todos estos significados son correctos pero a veces son más una aspiración que una realidad en nuestras vidas.
El origen o causa de la falta de ese autoconocimiento tiene su base en los primeros años de vida. Es en el ambiente donde crecemos y nos vamos desarrollando que se nos motiva o se nos limita en el autoconocimiento. En un ambiente familiar relajado donde los niños pueden expresar sus inquietudes, sus miedos, sus deseos sin temor a ser reprendidos o a ser ignorados, se les estimula a sentirse cómodos en su personalidad. De forma contraria, un ambiente amenazante e inseguro les irá sugiriendo que no son amados y mucho menos aceptados y en lugar de que el desarrollo emocional y psicológico se logre adecuadamente lo que se obtiene es tensión y auto-represión de sí mismo y en sí mismo.
Consolidar una identidad va a requerir siempre de un esfuerzo personal así sea que provengamos de un ambiente familiar relajado o de un ambiente familiar tenso. A veces nos aprendemos a conocer a través de los roles que desempeñamos como padres, como hermanos, en lo laboral, en lo social, en lo religioso o en las tareas propias de adultos porque esto es lo que nos va imponiendo la familia y sociedad pero sucede que si perdemos uno de esos roles o referencias perdemos nuestro sentido de identidad y ahí está el gran peligro. No puedo decir que conocernos a nosotros mismos sea tarea fácil pero sí es necesaria para tener estabilidad emocional y equilibrio psicológico. Los seres humanos tenemos a veces realidades complicadas, cargadas de situaciones conflictivas sin resolver, sometidos a los cambios acordes a la edad y las experiencias de la vida pero es necesario que nos aproximemos día a día lo mas que podamos a conocer quiénes somos.
Para conocernos a nosotros mismos debemos empezar por ser conscientes de nuestra realidad interna y externa, observando y analizando nuestros rasgos más característicos, nuestras conductas, nuestras reacciones, nuestros logros, miedos, lo que los demás piensan de nosotros, es decir, todo lo que tenga que ver con nuestro día a día sin justificaciones y sin defensas. Hacer esta introspección es el mejor punto de partida para no vivir vidas prestadas sino la propia. Cuando vamos reconociendo nuestras aptitudes podemos desarrollarlas y adquirir una mayor confianza en nosotros mismos y cuando reconocemos nuestros defectos y limitaciones vamos a traer a la consciencia lo que debemos superar. Con estas dos acciones es que vamos a ir logrando comprendermos mejor y evitar llevar una vida con objetivos o metas que no podremos alcanzar.
En resumen, el conocimiento de nosotros mismos es fundamental para poder construir un proyecto de vida realista y por consiguiente alcanzable así como para aceptarnos tal y como somos en coherencia total. Sentirnos a gusto con quienes somos es el punto clave para lograr una buena adaptación en todos los ambientes en que nos desenvolvemos y para disfrutar de relaciones interpersonales más sólidas y satisfactorias.
necesistounconsejo@hotmail.com