Artículo: ¿Se puede estar amargado hacia la vida? Por Susan Portes, Psicóloga Clínica, Terapeuta Cognitivo-Conductual
¿Se puede estar amargado hacia la vida?
Claro que sí. La amargura es una expresión emocional que resulta de la combinación de la tristeza y la ira acumulada y que tiene su raíz en experiencias del pasado que la persona no ha podido asimilar ni elaborar. Como todo factor perjudicial estancado, provoca en el presente interpretaciones negativas de casi todos los acontecimientos que la persona maneje lo cual le podría provocar dolor emocional y, por consiguiente, mal manejo en las relaciones interpersonales en cualquier ambiente donde el individuo se relacione ya que las valoraciones siempre estarán alimentadas por decepciones pasadas. Una vez estas personas hacen la valoración negativa del momento, pasan, en la mayoría de las veces, a realizar construcciones racionalizadas para justificar su estado de ánimo y manejarlo como una reacción coherente de lo que haya sucedido.
¿Es todo malo para la persona amargada? Claro que no, pero los momentos de deleite que maneja siempre dependerán de que no haya ningún vínculo con experiencias decepcionantes del pasado o con que esté siendo gratificado(a) en la justa manera que espera. Una vez recibe alguna decepción de acuerdo con sus expectativas, las personas bajo esta condición encasillan la situación o a los demás, dentro de la polaridad negativa, no permitiéndose reconocer o recordar de forma justa ningún atributo positivo con base en lo que la persona objeto de su decepción le haya presentado en el pasado cercano o remoto.
Con esta explicación vamos viendo como podemos considerar que la vida nos ha decepcionado cuando en realidad de lo que se trata es de como cada individuo decide valorar sus experiencias pasadas y las presentes. Una recomendación sana sería que, al primer pensamiento de dolor, enfado, ira o tristeza, busquemos analizar la situación a partir de lo que podamos confirmar y no tan solo en suposiciones carentes de empatía. La comunicación asertiva es fundamental para lograr la adaptación en las relaciones interpersonales. Todos podemos estar en contacto con la creencia de que los momentos decepcionantes son insoportables, pero que tal si sustituimos este pensamiento cargado de irracionalidad por un pensamiento mas adaptativo como el de que si bien en la vida podemos experimentar muchas decepciones con otras personas, estas decepciones pueden llevarnos a un crecimiento emocional a partir de aceptar que, aunque así suceda, tan sólo es parte del aprendizaje que necesitamos para madurar emocionalmente y así seguir caminando felices por la vida sin interferir negativamente en la vida de los demás.
La propia existencia y los acontecimientos en sí no te amargan, te amargas tu mismo(a) por la manera en cómo valoras cada experiencia. Aprende a convertir un pasado que consideras traumático en tan sólo un pasado biográfico que te sirva de referencia para nuevos y mejores estilos de vida e interrelación con el ambiente y las personas y así puedas implicarte en un proyecto de vida más constructivo.
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REFERENCIAS:
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