Cuando llegan los momentos no tan buenos.
Los momentos no tan buenos nos llegan a todos. Nadie escapa de ellos y qué bueno que es así, porque de esos momentos no tan buenos podemos obtener los mejores aprendizajes que nos lleven a nuevos comienzos. El problema radica cuando un evento desagradable lo conectamos con nosotros mismos y empezamos a generar un pensamiento que nos dice que la mala experiencia se apoya en nosotros y así vamos construyendo una realidad negativa basada tan solo en una situación no muy agradable olvidándonos, de que todo ser humano pasa por momentos buenos y por momentos no tan buenos y que esto es la norma.
¿Qué podemos hacer entonces cuando llegan esos momentos no tan buenos y nos lanzan a percibir que nada agradable sucede con nosotros? Te puedes quedar estacionado en esta percepción o bien puedes desplazarte y empezar a ver tu realidad de manera distinta aplicando estos sencillos consejos:
1. No evites o ignores la experiencia. A nadie le gusta tener experiencias indeseables y mucho menos experimentar o manejar los pensamientos, sentimientos, recuerdos y sensaciones corporales que las acompañan, pero evitando no se soluciona nada. El querer escapar de las situaciones lo que produce es que estas se vuelvan insidiosas así que, lo mejor es aceptar lo que sucede para que con calma puedas indagar en distintas alternativas de cómo dar solución a esta situación desagradable.
2. Se objetivo en el contexto, es decir no construyas una realidad basada tan solo en la manera errada de percibir el problema. A veces, una situación difícil de aceptar o manejar está basada tan solo en el hecho de que pensamos que esto acabará con nuestro bienestar de por vida. ¿Quién ha dicho que esto será así? Si piensas de esta manera solo estarás contribuyendo a que la situación empeore porque estarás distraído(a) luchando contra esos pensamientos catastróficos en lugar de ocuparte en buscar soluciones prácticas. Nunca bases tus pensamientos en lo que los demás dicen de una situación. Basa tus pensamientos en lo que es razonable.
3. Evita concentrarte en la situación problema. Toda situación desagradable puede ser manejada a través de la búsqueda de soluciones adecuadas, pero no puedes concentrarte únicamente en esto así sea en buscar solución. Organiza tu agenda para que te ocupes de lo importante sobre la situación desagradable, pero tan solo por un espacio de tiempo prudente y luego continúa con tus otras actividades en las que, lo más probable, te manejarás con otras emociones más agradables y así ayudarás a tu mente a mantenerse en correcto equilibrio aún en medio de la “tormenta”.
4. Busca trascender. Trascendemos cuando extendemos lo que nos acontece a un plano más amplio. No te quedes rumiando sobre una mala experiencia. Enfócate en apreciar tus habilidades, tus fortalezas personales ya que en ellas podrás encontrar buenas respuestas para superar el momento. Sé agradecido(a) con Dios y con la vida. A veces se nos olvida que son más los detalles por los cuales debemos estar agradecidos que los detalles que nos quitan la calma. No te olvides del buen humor. Hasta en los momentos más difíciles el buen humor ayuda. Te hace recordar que la vida, después de todo, no es tan dura. Alinea tu área espiritual. El propósito de nuestra existencia debe trascender, no quedarse tan solo en este plano terrenal.
Si estos consejos no te son suficientes, busca ayuda profesional.
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