Embarazo y adolescencia, el riesgo que sigue presente
Sorprende mucho en nuestros días que aún con tantas campañas televisivas, radiales, en las escuelas, buscando educar a los adolescentes sobre temas como embarazo no deseado y no planificado, sobre riesgos físicos y psicológicos de embarazo a temprana edad, siga en aumento el número de adolescentes que salen embarazadas y es que la adolescencia sigue siendo adolescencia, donde como característica principal está la falta de maduración y de madurez. Esta falta de maduración a nivel biologico, social, sexual y psicológico no puede alterarse, mas bien sigue un proceso de desarrollo de acuerdo a la condición de cada organismo y esto sucede de igual manera a nivel del lóbulo frontal de donde dependen nuestras facultades mentales como la capacidad de controlar los impulsos instintivos, la toma de decisiones, la planificación, la capacidad para realizar varias tareas a la vez, el sentido de responsabilidad hacia sí mismo y los demás, entre otros. En la adolescencia, el lóbulo frontal aún está igualmente inmaduro lo cual hace a los adolescentes mas vulnerables a fallos en el proceso cognitivo de planificación y formulación de estrategias y estas son las limitaciones que hacen a los adolescentes cometer muchos errores.
Frente a esta explicación y ya entrando mas en el tema central del embarazo en las adolescentes es bueno conocer los factores que también las pueden predisponer al embarazo:
Repetición conductual. Una madre que haya vivido un embarazo precoz adolescente.
El iniciar precozmente juegos sexuales o relaciones sexuales.
Familias disfuncionales con ausencia paterna física y/o emocional, o un padre con autoridad nula en el hogar.
Familias desintegradas.
Padres muy rígidos, permisivos o desinvolucrados con los hijos.
Falta de educación sexual oportuna y formal.
Haber sido víctima de abuso sexual.
Conductas de riesgos como consumo de alcohol y drogas.
Baja auto estima.
La orientación en medio de estos factores es necesaria pero todo mensaje de orientación que llevemos a nuestros hijos adolescentes debe ser bajo un lenguaje de amor y este lenguaje se acepta cuando el adolescente ha contado cotidianamente, por parte de sus padres con lo siguiente:
Amor incondicional. Un amor donde la cercanía afectiva sea natural, donde haya una aceptación de sus virtudes y de sus debilidades pero con un apoyo y reforzamiento positivo para hacerles superar y/o aceptar aquellas condiciones que le resten energía moral.
Comprensión. Sabiendo ellos que aún comentan errores, sus padres pueden entender la situación aunque no estén de acuerdo con la conducta.
Confianza. Si no demostramos tener confianza en nuestros hijos estamos aceptando que no hemos confiado en los principios y valores así como en el ejemplo que les hemos enseñado. Debemos permitir que ellos cometan sus aciertos y sus errores para que pueda adquirir nuevas habilidades en caso de tener que corregir. Los padres debemos estar atentos por si nos necesitan pero permitiéndoles demostrar su capacidad para enfrentar los retos y responsabilidades propios de su edad.
Diálogo. Para que haya diálogo debe haber dos o mas personas participando en el intercambio de información. A los adolescentes hay que escucharlos, dejar que se expresen porque de ellos podemos aprender algo nuevo además de que podremos conocerlos mucho mejor de cara a sus nuevos cambios.
El punto final y creo que mas importante, es que ningún método de cercanía con nuestros adolescentes será efectivo si no nos ubicamos nosotros en nuestra época como adolescentes. Recordar lo que vivimos, nuestras necesidades, nuestras inseguridades, nuestros anhelos de aquellos momentos nos hará actuar de una manera mas cercana y mas efectiva para con ellos.