Pensar que todo es difícil, lo hace más difícil.
Al empezar a escribir este artículo, recordaba un momento especial en mi vida el cual encontraba difícil de atravesar. No sabía cuál salida sería la que me llevaría a puerto seguro.
Una mañana de tantas, luego de haber clamado a Dios por Su compañía en tan difícil momento, todo comenzó a aclarar. Entendí, que cambiando la manera en como veía esa circunstancia, ya no sería tan difícil encontrar una solución y créanme que fue así.
Nuestra manera de pensar y de valorar la vida y sus circunstancias, determina como entendemos cada suceso que nos va aconteciendo. Regularmente, reaccionamos de manera subjetiva al ambiente porque entendemos que todo pertenece a un “todo, o nada”, un “blanco o negro”, a un “así me lo enseñaron” y este tipo de pensamiento tan polarizado nos impide valorar las experiencias de manera objetiva y con total justicia.
Si el pensamiento “todo es difícil” lo hacemos parte de nuestro diario vivir, le estaremos dando a nuestro cerebro el permiso total de manejarse en negatividad, ya que un pensamiento, genera un sentimiento y este a su vez una actitud que va a determinar nuestra conducta. No se trata de que Dios no ha sido bueno contigo o quizá de que todas las cosas te salen mal, se trata de que, como consecuencia de tus pensamientos, diriges tus conductas a considerar todo de igual manera.
Los consejos que puedo dejarte en esta ocasión son tan solo tres:
- Analiza siempre si tu pensamiento está basado en la realidad. No saques conclusiones sin tener los datos suficientes. No adivines las intenciones de los demás. Tienes derecho a suponerlo, pero debes confirmarlo.
- Presta atención a tus verbalizaciones. La mayoría de las veces somos nosotros mismos los que boicoteamos nuestros avances por los mensajes negativos que constantemente verbalizamos. Anímate a pensar siempre en beneficio tuyo y no en perjuicio.
- No te fusiones con las circunstancias. No eres responsable de todo lo que sucede a tu alrededor. Algo que no salió como esperabas en muy alta probabilidad no tiene que ver contigo, sino con otro factor. No te impliques tanto en las cosas que no te salen bien. Piensa que es mejor revisar la manera en que hiciste las cosas para cambiar los aspectos en donde hubo fallos. El haber fallado en algo no significa que eres fracasado.
Si pones atención en estos consejos, los aplicas y los haces parte de tu diario vivir, tendrás una vida más ligera. Ya la vida no te resultará tan difícil y si en adición tomas en cuenta a Dios para la toma de todas tus decisiones, las bendiciones no tardarán en llegar a tu vida.
Te deseo lo mejor.
necesitounconsejord@gmail.com