¿Qué tan poderosas son nuestras palabras?
Supongo que te ha ocurrido que algo que has dicho un día y quizá sin pensar, se ha convertido de repente en una realidad y es que verdaderamente las palabras tienen poder. Todo lo que decimos sea de manera verbal como a nivel cognitivo ejerce influencia en nuestro organismo y en nuestras emociones, pero, ¿qué tiene esto que ver con que nos suceda lo que mas tememos o que logremos lo que soñamos? Mucho, porque lo que pensamos generalmente lo vamos llevando a palabra y al hablarlo vamos condicionando nuestras conductas y emociones hacia el fin que ya quedó decretado previamente en nuestras mentes.
Generalmente estos procesos se dan de una manera inconsciente para la generalidad de los humanos pero es bueno que aprendamos a hacerlo consciente para que podamos dirigir nuestros pensamientos ociosos hacia pensamientos con buen objetivo, así como elegir las palabras adecuadas que nos permitan mejores efectos.
En la Biblia, en Marcos 11:23 nos dice que si creemos en lo que decimos, lo que creemos será hecho y la ciencia oficialmente admite también que nuestros pensamientos crean nuestra realidad y aquí es donde deberíamos centrar nuestra atención, en qué creemos realmente.
Cuando a un hijo se le dice “bájate de ahí porque te vas a caer” hay una creencia en esto. Sea por experiencia, como por percibir la amenaza hay una idea clara, una imagen fija detrás de nuestras palabras y es raro que no suceda que el hijo de repente caiga al piso. No es que el padre o la madre tenga poderes sobrenaturales, lo que sucede es que creyeron en lo que estaban diciendo, aunque en el fondo jamás hubiera deseado que esto ocurriera.
Para dirigir nuestras palabras hacia el camino del logro de vidas mas plenas es necesario que sepamos en qué creemos en cada orden de la vida, en lo espiritual, en lo personal, en lo familiar, en la educación personal, etc . Generalmente las personas no saben expresar con claridad sus pensamientos o lo que desean porque no están seguros de lo que quieren y suelen transmitir lo primero que les llega a la mente sin una dirección definida. Sólo cuando nos tomamos el tiempo de aclarar para nosotros mismos en lo que creemos y por qué, podemos trazarnos objetivos claros que son los que servirán de apoyo para encontrar las palabras adecuadas y poder dirigirlas hacia el bienestar.
Si quieres el bien para ti comienza hoy por utilizar afirmaciones convenientes a tus propósitos como lo son: yo puedo. Cuando nos hacemos responsables de nuestras vidas, las creencias y los propósitos se hacen con honestidad. Aprendamos a utilizar palabras que sirvan de mejoría siempre. Antes de hablar, es bueno pensar y los pensamientos siempre van a depender de nuestras creencias. Si crees en Dios piensa y habla como cristiano, si eres padre o madre habla a tus hijos según lo que quieres ver en ellos hacia el futuro, si quieres reconocimiento, piensa, habla y actúa guiado por los valores del aprendizaje y el trabajo comprometido y responsable.
Todos estamos a tiempo de aprender a asumir de manera distinta el compromiso que tenemos frente a nuestras palabras. Cuando cuidamos nuestros pensamientos estamos cuidando nuestras palabras y cuando tenemos cuidado con las palabras es porque hemos definido nuestro camino.